Caracterización de las distintas áreas y habilidades del desarrollo en niños con TGD/TEA
Caracterización
de las distintas áreas y habilidades del desarrollo en niños con TGD/TEA
Conciencia y orientación
La claridad de su conciencia se encuentra muy limitada e
interferida por las graves carencias que afectan al resto de las funciones psíquicas,
sobre todo en las áreas cognitivas. La orientación temporal-espacial y respecto
a si mismo se hallan gravemente afectadas y en todo caso, vienen determinadas
por las áreas de intereses restrictivamente que delimitan su atención preferente.
Afectividad y comportamiento social
Las anomalías estructurales en el desenvolvimiento de las
habilidades sociales son muy evidentes, parecen estar “en su propio mundo”,
aislados de los demás aunque estén muy cerca, actuando como si las personas y
los objetos fueran de la misma categoría de cosas. Es por eso que se les
califica de “autistas”. El aislamiento social es mas evidente en los primeros
años de vida.
La vida social característica se manifestará por conductas como:
- Incapacidad y/o desinterés por hacer amistades.
- Falta de juego cooperativo con los demás niños.
- Ausencia de empatía e incomprensión de las conductas y actitudes sociales de otras personas.
- Insensibilidad ante las adversidades del prójimo.
- Limitación en el control y predicción del entorno.
- Inadaptación e incomprensión de reglas de juego y convivencia, igual que de los tabúes y significados de las conductas de tipo sexual.
- Problemas de autocontrol derivadas de esa carencia de entendimiento de situaciones y circunstancias sociales.
- Actitudes y comportamientos impertinentes, inoportunos, como las risas inmotivadas, acostarse en el suelo, o en una esquina mientras chupa uno de los dedos de la mano, manipular sus genitales en público, tomar cosas ajenas sin permiso, gritar sin necesidad, etc.
Cuando un niño con TGD llega a algún lugar por primera vez, su mirada vaga por todo el entorno sin fijarse de momento en alguna persona u objeto en particular. Pocos minutos después, se centra en algo especifico, que generalmente es un objeto no muy relevante dentro del contexto, para manipularlo, llevárselo a la boca, a los bolsillos o encerrarlo acostado en un sofá o en el suelo.
Cuando se le habla, o no responde o lo hace repitiendo la misma frase que ha escuchado, es decir, con ecolalia. Si ya está familiarizado con el lugar, suele dirigirse directamente a un objeto o espacio conocido por él o ella, en el cual parece concentrarse, aunque en realidad es un contacto más bien mecánico y superficial.
Esta es una de las áreas más afectadas en los niños con un
TGD ya que son incapaces de desarrollar una comunicación e interacción social
adecuadas. Esto se debe a que tienen afectaciones en la capacidad para
comprender a las personas, así como para expresar y reconocer las emociones y
los sentimientos, tanto los propios como los ajenos. Por eso, es usual que no
miren a los ojos, que tengan problemas para crear nuevos vínculos afectivos y
que les resulte difícil mantener una simple conversación, sobre todo cuando no
versa sobre un tema que les interese.
Capacidad intelectual
La mayoría
de los niños que tienen un TGD ligero presentan un coeficiente intelectual
normal o superior a la media. Sin embargo, cuando se trata de un TGD profundo,
es usual que aparezcan problemas en esta esfera. De hecho, se conoce que
alrededor del 30% de los niños con TGD tienen un retraso intelectual ligero y
cerca del 40% un retraso de moderado a profundo.
Cuando se realiza la evaluación intelectual de un niño con
TGD/TEA, es difícil la administración ya que al niño le cuesta conectarse con
el interrogatorio del test. Alrededor de un 40% de los niños con TGD/TEA tienen
un C.I (cociente intelectual) muy bajo, por debajo del CI 60; un 30% alcanza un
CI de 70 Nivel de capacidad mental, (datos en referencia a las escalas WISC IV
y WIPSI III). En los test de aptitudes que tienen dos escalas, una verbal y
otra manipulativa, fallan con mayor incidencia en la verbal y obtienen un mejor
desempeño en la escala ejecutiva y obtienen resultados muy pobres en escalas de
comprensión en los que se debe integrar y procesar la información, en las
escalas de cubos y rompecabezas suelen asumir puntuaciones normales.
Atención y memoria
La atención se encuentra muy dispersa o es muy selectiva, activándose
para áreas de interés muy concretas (partes de objetos con los que realizan
alguna manipulación improductiva y de forma reiterada, A pesar de ello suelen
estar mas atentos a los detalles del entorno, pero sin poder interpretar los
significados mas abstractos de las cosas. Existen unas capacidades
especialmente elevadas en cuanto a la memoria, y aptitudes viso-espaciales, no
obstante, la memoria funciona de forma irregular en sus rendimientos, viéndose muy
influenciada también por el interés que pueda despertar en el niño la actividad
que se le presenta. Por ejemplo, estos niños pueden memorizar cientos de
números de teléfonos pero no recuerdan un simple recado.
Lenguaje y pensamiento
Las alteraciones en el lenguaje es uno de los síntomas más
significativos del TGD. Va desde la ausencia de comunicación a una comunicación verbal anómala, con alteraciones en la producción del habla en cuanto al volumen, tono, ritmo, entonación. Presencia de ecolalia inmediata o diferida, e inversión pronominal. La generación del lenguaje esta muy deteriorada, apareciendo junto a las ecolalias mencionadas, emisiones planas o monótonas alternadas con entonaciones "cantarinas". Las frases pueden ser telegráficas y distorsionadas confundiendo palabras con sonidos similares o inventando palabras nuevas.
Estos niños suelen tener dificultades para mantener un ritmo, tono, volumen y una entonación adecuados a lo largo de una conversación. Además, suelen presentar un vocabulario bastante reducido y estereotipado, por lo que la ecolalias es frecuente. Asimismo, es usual que tengan problemas para seguir instrucciones simples, ya que tienen dificultades para comprender el lenguaje.
Estos niños suelen tener dificultades para mantener un ritmo, tono, volumen y una entonación adecuados a lo largo de una conversación. Además, suelen presentar un vocabulario bastante reducido y estereotipado, por lo que la ecolalias es frecuente. Asimismo, es usual que tengan problemas para seguir instrucciones simples, ya que tienen dificultades para comprender el lenguaje.
En la primera infancia, los niños con TGD y TEA, pueden desarrollar el habito de tirar de la mano de algun adulto para acompañarlo hacia el objeto que desean. Raramente afirman o niegan con la cabeza para acompañar alguna respuesta verbal. Son también menos proclives a imitar acciones de sus padres que los otros niños.
En cuanto a la comprensión del lenguaje, este puede estar afectado en un grado variable, dependiendo en el lugar en que se sitúe el niño en el amplio espectro del trastorno. Los individuos que cursan ademas con un retraso mental, puede que nunca lleguen a desarrollar la compresión del mismo. Los niños con dificultades menos severas pueden seguir instrucciones simples acompañadas de gestos y en un contexto inmediato y predecible.
Los más competentes en esta área pueden llegar a entender buena parte de los significados de las construcciones verbales, pero sin poder captar los matices mas sutiles que se dan por ejemplo en las metáforas o con el uso del sarcasmo entre otros.
Sensopercepción
Les resulta difícil manejar la información sensorial proveniente del entorno, por lo que es usual que den respuestas inadecuadas a los estímulos sensoriales.
Las respuestas frente a la diferente información sensorial
que les llega a sus órganos son también anómalas. Algunos niños parece que están
sordos o tienen deficiencias visuales por lo que son objeto a edades tempranas
de todo tipo de revisiones oftalmológicas y audiológicas.
El umbral del dolor es muy alto por lo que no suelen
quejarse tras sufrir accidentes, caídas o estar enfermos. Algunos sonidos
pueden hacerlos dispara una alegría incontrolable,
ensimismándose en la audición de ciertos tipos de música (en especial la sinfónica,
si bien cada niño tiene sus preferencias), rechazando, en cambio, otras sin
motivo aparente. Paralelamente algunos ruidos “insignificantes” (caída de agua
en la bañera, un trozo de papel adhesivo que se arranca, etc.) puede
producirles verdadero temor. Es como si hubiera una sensibilidad diferencial según
la frecuencia y/o intensidad del sonido, viviéndose este como extremadamente
agradable o agresivo.
Las respuestas frente a la diferente información sensorial
que les llega a sus órganos son también anómalas. Algunos niños parece que están
sordos o tienen deficiencias visuales por lo que son objeto a edades tempranas
de todo tipo de revisiones oftalmológicas y audiológicas.
El umbral del dolor es muy alto por lo que no suelen
quejarse tras sufrir accidentes, caídas o estar enfermos. Algunos sonidos
pueden hacerlos dispara una alegría incontrolable,
ensimismándose en la audición de ciertos tipos de música (en especial la sinfónica,
si bien cada niño tiene sus preferencias), rechazando, en cambio, otras sin
motivo aparente. Paralelamente algunos ruidos “insignificantes” (caída de agua
en la bañera, un trozo de papel adhesivo que se arranca, etc.) puede
producirles verdadero temor. Es como si hubiera una sensibilidad diferencial según
la frecuencia y/o intensidad del sonido, viviéndose este como extremadamente
agradable o agresivo.
Algunos niños pueden pasar largos periodos de tiempo tocando
con las manos una determinada textura o efectuar estereotipias (acciones
improductivas que se repiten sin ningún fin determinado) con objetos o parte de
ellos (las ruedas de un coche de juguete, un papelito, un trozo de plástico)=. Las
sensaciones táctiles son también experimentadas con los pies. La sensación de
tocar diferentes superficies con los pies descalzos suele resultar de gran interés
para ellos, sintiendo probablemente sensaciones placenteras difíciles de comprender para nosotros.
El juego
obsesivo con la arena de la playa ya sea pisándola o tomándola con la mano y
dejando que se escape poco a poco entre los dedos pueden ser actividades que
les atraigan especialmente.
También pueden mostrar interés por sensaciones olfativas
oliendo a personas u objetos.
Psicomotricidad
Los problemas en el desarrollo de la psicomotricidad son
frecuentes en los niños con TGD. De hecho, la mayoría tiene dificultades para
desarrollar la motricidad fina y la coordinación motora, a la vez que presentan
anomalías posturales y una conducta estereotipada.
La parte psicomotora presenta también particularidades y déficits
específicos. Junto a síntomas de hiperactividad y déficits atencional se
registra una falta de iniciativa total.
La conducta motriz no persigue ningún fin determinado o
comprensible para el adulto. El desarrollo de la motricidad gruesa y de la habilidad
para usar movimientos coordinados y finos en ambas manos, puede llegar a ser
adecuada, lo que en combinación con unas buenas capacidades cognitivas explican
la gran habilidad que demuestran algunos de ellos con las tareas
viso-espaciales. Son muy características las anomalías posturales y la conducta
motora estereotipada (aleteo, andar de puntillas, etc.) realizando movimientos motores
estereotipados, adherencia a rutinas, uso y movimientos de objetos rutinarios.
Niños y adolescentes pueden alternar, a lo largo de la
jornada, periodos de cierta tranquilidad motora, solo alterada por la realización
de las estereotipias habituales con conductas de huida o agitación sin motivo
aparente o causa de una sobreestimulación
sensorial al verse rota su rutina o
visitar espacios o lugares novedosos.
Sin embargo, en ocasiones, la aparición de estas conductas
es poco previsible y no esta sujeta a un motivo entendible para nosotros.





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